A una semana del inicio del plantón del Sindicato Unico de Trabajadores al Servicio del Ayuntamiento de Tulum (SUTSAT), para exigir a la presidenta municipal, Edith Mendoza Pino, el pago de los salarios caídos por despido injustificado, se agravó la salud de los manifestantes. Durante el martes dos mujeres recibieron atención médica al presentar deshidratación de moderada a grave y temperaturas altas, en tanto, la Dirección de Recursos Humanos, montó un “teatro”, al simular el pago de liquidación a cinco empleados, quienes no forman parte del gremio sindical.

Hasta el martes, continuó la cerrazón por parte de las autoridades municipales para el cumplimiento del laudo emitido por el Tribunal de Conciliación y Arbitraje, que ordena al Ayuntamiento de Tulum del pago de 3 millones 973 mil 445.80 pesos, acumulados hasta el 24 de octubre de 2011; sin embargo, hasta la fecha se han acumulado poco más de 8.5 millones de pesos, por lo tanto, el plantón indefinido se encamina hacia su segunda semana, sin que se vislumbre una solución.

Alrededor de las 11:00 horas del martes, se requirió la presencia del doctor Marvin González, ya que Matilde Poot Loría, quien se encuentra en huelga de hambre desde el pasado viernes 20 de abril, presentó mareos y náuseas, por lo que al revisarla, el galeno estableció que tenía un cuadro de deshidratación de moderada a grave, ya que tenía alrededor de 100 horas sin probar alimento.

Ante esta situación, fue necesario que le suministraran suero intravenoso para estabilizarla, la colocaron en un camastro y media horas después acudió la ambulancia del Centro de Salud y fue trasladada al nosocomio para recibir atención médica especializada.

Por su parte, Amada Tax Poot informó que desde hacía tres días presentaba altas temperaturas, pero se mantenía firme en su decisión de mantenerse en el plantón, por lo que después de valorarla, el médico en turno le recomendó que acudiera al Centro de Salud para que recibiera medicamentos.

A su vez, Modesta Noriega Antonio, de 65 años de edad, quien el pasado lunes presentó una descompensación en su salud porque padece diabetes y fue enviada al nosocomio en donde la estabilizaron e indicaron que guardara reposo en su domicilio, desde las primeras horas de la mañana llegó a reintegrarse al plantón, al igual que Mirle Solís, quien estuvo hospitalizada tras sufrir los efectos del ayuno, alrededor del mediodía retomó su lugar en la trinchera para continuar con su lucha por la exigencia del pago de salarios caídos a la presidenta municipal, Edith Mendoza Pino.

Durante el transcurso de la tarde, también regresaron para continuar con su ayuno, Leni Pérez Salazar y Rosy Hernández, mismas que presentaron mareos y náuseas durante la tarde del sábado, quienes manifestaron que no abandonarán su lucha hasta no lograr el objetivo que les paguen sus salarios caídos por despido injustificado.

Por otra parte, desde la noche del lunes, la Presidencia Municipal organizó un “teatro” al informar que había establecido una mesa de pago para los trabajadores, a la cual habían acudido Teófilo López Lara, Gabriel Arcángel Aké Zapata, Luis Alberto Reyes Torres, Manuel Ku Cab y Sandra Judith Torres Sabido; sin embargo, el dirigente del SUTSAT, Audomaro Solís Pacheco, aclaró que éstas cinco personas no forman parte del gremio sindical, por lo tanto, el problema no está solucionado, sino que ingresa a su etapa más crítica.

Señaló que no caerán en el juego del secretario del ayuntamiento, Antonio Miranda Miranda, quien pretende obligarlos a negociar de manera individual, por lo tanto, a pesar de la oferta, están firmes en su decisión de no aceptar las condiciones de la presidenta municipal, Edith Mendoza Pino, para levantar el plantón.

A su vez, Rocky José Barrera Pool, titular de la Procuraduría de la Defensa del Trabajo en Tulum, insistió en que las dos partes deben sentarse a conciliar, en donde tengan que ceder en sus pretensiones, con el propósito que se logre una solución positiva y se levante el plantón indefinido.

Finalmente, el funcionario estatal señaló que es importante llegar a un acuerdo, ya que de lo contrario, el problema se tendría que ir a una controversia, de tal manera que se alargaría aún más el conflicto y con ello, se retrasaría el pago de los salarios caídos.