Como resultado de la invasión del predio costero ubicado en el kilómetro 3+200 de la carretera costera Tulum-Boca Paila, se presentaron denuncias en cascada para definir al propietario del terreno, cuya titularidad reclama la Sección 25 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

Durante la tarde del pasado martes, los representantes legales del magisterio de Quintana Roo acudieron ante el agente del Ministerio Público del Fuero Común, para presentar la denuncia en contra de quien resulte culpable por el presunto delito de despojo, para lo cual se inició la averiguación previa 211/2012 y se ordenó a los agentes investigadores de la Policía Judicial del Estado que realizaran las pesquisas correspondientes.

Sin embargo, horas antes, Francisco Ángel Fernández Hasbun, empresario originario de Monterrey, Nuevo León, quien ordenó el ingreso de golpeadores procedentes de Chetumal y Majahual, denunció a Laurence Xavier Mcginely García, por los delitos de amenazas, despojo en grado de tentativa, falsificación de documentos, uso de documentos falsos y aprovechamiento ilícito de poder en grado de tentativa, para lo cual se inició la averiguación previa 206/2011.

Con base en la documentación presentada por el empresario neoleonés, el predio se lo vendió Laurence Xavier Mcginely García, originario de Chihuahua, Chihuahua, quien según esto se lo había comprado a Homero Herrera Martínez y Gilbardo Cámara Peraza, el 2 de diciembre de 2008, quienes le entregaron la escritura pública 2355, emitida por el notario Carlos T. Goff Rodríguez, titular de la Notaría 97 con sede en Mérida, Yucatán.

De igual manera, se espera que en las próximas horas, los representantes legales de Laurence Xavier Mcginely García acudan ante el agente del MPFC a presentar la denuncia correspondiente por el presunto delito de fraude en contra de Homero Herrera Martínez y Gilbardo Cámara Peraza, quienes comercializaron el predio a pesar de que el título original corresponde a la Sección 25 del SNTE en Quintana Roo.

Mientras se presentan las querellas por la posesión del codiciado terreno costero, una docena de invasores permanece en la propiedad con actitud agresiva para cualquier persona que se acerque a la entrada, incluso los agentes investigadores del caso de despojo.