Un contenedor de basura le salva la vida a trabajador de mantenimiento de la polémica discoteca Coco Bongo, ubicada en pleno “corazón” turístico, luego de que se desplomara de una altura de 12 metros cuando realizaba la pinta de la pared; los prepotentes guardias de seguridad, en completo desconocimiento de los primeros auxilios, lo cargaron para encerrarlo en el interior del inmueble, además de que junto con los responsables negaron el acceso a los cuerpos de emergencia, por lo que Protección Civil clausuró el establecimiento.

Aunque el accidente se registró alrededor de las 14 horas, 45 minutos más tarde cuando los paramédicos de la 911 pudieron ingresar al área administrativa de la discoteca, luego de que elementos de Protección Civil Municipal entraron a la fuerza, haciendo valer la autoridad, toda vez que había una persona lesionada, cuya vida se puso en riesgo por las faltas de medidas de seguridad, responsabilidad de la empresa.

Mientras el representante de Coco Bongo, Eduardo Squivias Gutiérrez, dialogaba con el subdirector operativo de Protección Civil, Lucio Salvador Arguea, una mujer impedía toda acción de la autoridad, incluso en forma de burla sólo se reía e insultaba en baja voz a los medios de comunicación que arribaron a darle cobertura al lamentable suceso.

Y es que el agente de Tránsito Municipal que se encontraba en la esquina de la calle 12 con avenida 10, donde se ubica el antro, informó al número de emergencia lo ocurrido, por lo que de inmediato arribaron los elementos de la Policía Turística y de Protección Civil, además de las ambulancias para conocer la situación, aunque les negaron el acceso.

Sin embargo, Salvador Arguea ingresó en el momento que abrían la puerta porque había una persona lesionada en el interior haciéndose acompañar por los paramédicos de la ambulancia 911, estabilizando en la camilla a quien dijo llamarse Alfredo Loría Rodríguez de 24 años, originario de Cancún, y de inmediato lo trasladaron a conocida clínica privada para la valoración.

De acuerdo a versión de los testigos presenciales señalan que el joven estaba pintando en la parte alta y externa de la disco con una escalera, pero en un descuido el peso le ganó y se precipitó desde una altura de 12 metros aproximadamente, aporreándose primeramente con un caballete de paja y luego sobre el contenedor de basura, cuyo plástico amortiguó la humanidad para no estrellarse contra el suelo adoquinado.

Los guardias de seguridad privada, al escuchar el golpe y los quejidos de dolor del lesionado, inmediatamente lo cargaron sin los más mínimos conocimientos de primeros auxilios para ingresarlo al área administrativa y de esa forma evitar la sanción de las autoridades, incluso cuando se les preguntó refirieron que era un muñeco el desplomado.

La agresividad y prepotencia de los guardias privados, entre ellos el identificado como Antonio Jiménez, contagió a todos los empleados en el lugar, incluso Protección Civil requirió a la Policía Turística la detención de Dionisio Prieto Vázquez, de 40 años de edad, encargado de la bodega, por obstaculizar la labor de rescate del lesionado.
Asimismo, por poner en riesgo la vida de un empleado, careciendo de las mínimas medidas de seguridad, Protección Civil colocó al menos diez sellos de clausura del lugar a fin de que los representantes de la empresa acudan al Instituto para recibir la sanción económica que corresponda.

Es importante señalar que no es la primera ocasión que ocurre este tipo de accidentes en la discoteca Coco Bongo, porque el 9 de febrero de 2009 el acróbata David Vargas Vázquez se desplomó de las líneas, cuando los arneses se soltaron mientras ensayaba, dada la negligencia de la empresa para darle mantenimiento al equipo e incluso la agresividad de los guardias privados se hizo presente.