Avanza, pero nadie sabe nada de proyecto eólico

A través de las páginas de este periódico se tuvieron que enterar los mismos miembros del Comité de Planeación Municipal sobre el proyecto de generación de energía por viento en el otro lado de la isla; así como ellos, tampoco los ejidatarios y menos los propietarios de predios en esa zona de Cozumel, saben nada al respecto, a pesar de que las autoridades tienen la información desde hace más de una semana.

Este lunes, se reunió el Componente Ambiental del Comité de Planeación Municipal, conocido por sus siglas como el Coplademun, para analizar asuntos concernientes al desarrollo de la isla, y para discutir lo publicado ayer en este diario en el sentido de la verdadera magnitud de lo que se planea hacer en el otro lado de la isla con el proyecto de generación de electricidad.

Y es que el encargado de hacer saber estos asuntos a los miembros del comité, Federico Ruiz Piña, director de “Agenda 21” (mecanismo que se supone vigila que todo desarrollo en la isla se ajuste a criterios de sustentabilidad ambiental y representa un compromiso del gobierno municipal), a pesar de que tiene desde hace días la Manifestación de Impacto Ambiental del proyecto de generación eléctrica, no se los ha mostrado a los demás miembros del comité, o al menos a los que acudieron este día a la cita, quienes se enteraron de algunos detalles del proyecto por lo publicado aquí, y por ese motivo promovieron que en el acta de esta reunión se hiciera constar un apercibimiento a este funcionario, que ni siquiera se molestó en presentarse a la reunión y que no les ha mostrado la MIA, de la que este diario tiene una copia y que a continuación reproducimos en algunas de sus partes más llamativas para profundizar en lo publicado ayer.

Estos son extractos de un legajo de más de 500 páginas elaborado por la propia compañía interesada en el proyecto, en el que ellos mismos admiten las consecuencias que esto tendrá para la isla, en esta ocasión, sobre el tema de las aves, importante porque es parte de la calidad de vida, del equilibrio natural y del atractivo turístico que puede sacar a la isla de la penuria económica en la que ahora se encuentra con beneficio para todos y no para unos cuantos.

“11.- Impacto sobre la fauna. Según evidencia la experiencia operativa de una gran cantidad de parques eólicos, las aves y los quirópteros (los murciélagos, necesarios porque controlan a los insectos nocivos y polinizan las plantas) constituyen la fauna que más intensamente se ve afectada, tanto por la existencia y funcionamiento de los aerogeneradores como por los tendidos eléctricos anejos. Otros grupos faunísticos pueden compartir el hábitat, sin grandes problemas aparentes, con los molinos.

Los aerogeneradores afectan al hábitat y costumbres de las aves y los quirópteros, provocando su mayor impacto por mortalidad de las mismas al chocar contra los rotores y las estructuras de las turbinas. En principio, todas las aves son susceptibles de colisión, pero se espera una mayor probabilidad para las aves más abundantes, las planeadoras como águilas (la magnífica águila pescadora de Cozumel que vive en ese lado de la isla y es en sí misma un atractivo turístico para quienes saben apreciar esto) o buitres (los zopilotes, que feos y todo, tienen un papel crucial en el equilibrio ecológico al ser los encargados de eliminar los desechos orgánicos de todo tipo, al grado que si no existieran, viviríamos entre inmundicias) en las que ha quedado especialmente comprobado, puesto que utilizan el mismo recurso que el aerogenerador, es decir, el viento.

Igualmente, las aves migratorias encuentran un riesgo elevado cuando vuelan a baja altura con el viento en contra, como han reflejado los estudios de la Sociedad Española de Ornitología en los parques eólicos de Tarifa (Cádiz). Otro factor que puede influir en las posibilidades de colisión para las aves es la posibilidad de que se posen en las estructuras eólicas para descansar o nidificar.

En 1995, Dinamarca (un país que depende de esta energía y cuya opinión por lo tanto no es del todo imparcial) señaló haber encontrado evidencias de que, una vez concluida la construcción y puesta en marcha de una central, las aves locales se "familiarizan" (¿!) con los aerogeneradores y tienden a evitarlos. Incluso se ha afirmado que las aves migratorias desvían su trayectoria cuando un parque eólico se encuentra en la dirección de su vuelo. Pero estos casos se traducen realmente en modificaciones en el comportamiento de las mismas, originadas por situaciones de estrés y desorientación, (es decir, perderemos las aves migratorias, patos, garzas, y hasta las famosas golondrinas).

“La electrocución de la avifauna con las líneas eléctricas de transporte de la energía producida no es nada desdeñable. La colisión tiene lugar porque las aves en vuelo no ven los cables, no los detectan a tiempo, o bien no los identifican como obstáculos”.