Playas públicas “a tope”

  • Por
  • Tulum
  • Abril 2012, 08 22:00:23
Abarrotados la mayor parte de los balnearios de la zona hotelera, especialmente Las Perlas, Langosta, Tortugas y Gaviota Azul, donde de manera global se registró un aforo aproximado de siete mil 500 bañistas, además de los alrededor de dos mil que se dieron cita en Delfines, en tanto que el resto de las playas públicas recibieron un menor número de usuarios, pese a lo cual lucieron con más gente que en otras temporadas del año.

En Las Perlas, que registró durante todo el día la presencia de poco más de 700 personas, el 60 por ciento de los bañistas eran niños menores de edad que disfrutaban de las tranquilas aguas y en ocasiones se adentraban peligrosamente en el mar sin la supervisión de adulto alguno, más ocupados en platicar y consumir bebidas embriagantes que en cuidar a sus retoños, situación que traía de cabeza al guardavidas encargado de este balneario, al cual le faltaban ojos para estar al pendiente de todo el movimiento.

Ocupada prácticamente por familias cancunenses y turismo doméstico que llegó con sus parientes radicados en este destino, desde primeras horas de la mañana se encontraba llena de usuarios que se instalaron bajo las rústicas palapas con todo lo necesario para disfrutar del Sábado de Gloria en la playa.

Algunos incluso llevaron sus hamacas que colgaron entre las ramas de los árboles y hasta debajo de la torre de guardavidas, donde la sombra era realmente inmejorable; por todas partes las familias degustaban alimentos de lo más variados, entre los que destacaban cebiches, sándwiches, tortas, tacos y ensalada de papas, dispuestos directamente sobre mantas y toallas en el piso, en las mesetas de las palapas y hasta en mesas improvisadas con cubetas boca abajo.

Y mientras los turistas hospedados en los hoteles disfrutan de toda clase de servicios en las playas, incluso de diligentes meseros que les llevan hasta el lugar en que se encuentran los alimentos y bebidas que solicitan, quienes frecuentan la mayor parte de los balnearios públicos carecen prácticamente de todo.

Las excepciones son Las Perlas y Delfines, esta última con un aforo cercano a las dos mil personas, donde se cuenta con servicio de baños y regaderas gratuitos, aunque en las cercanías de estas playas no hay un solo lugar donde poder comprar ni una bebida refrescante.

En Tortugas, donde se registró la presencia de más de tres mil bañistas, también hay servicio de baños y regaderas pero al ser propiedad de los restaurantes y plaza comercial, éstos tienen un costo, aunque en este balneario los bañistas pueden degustar platillos de todo tipo acompañados de las bebidas de su preferencia, sin contar con que también existe un lugar donde comprar lo que necesiten.

En tanto que Langosta, con un promedio de mil 800 usuarios; Pez Volador, donde se juntaron alrededor de mil bañistas; Chac-Mool, con cerca de 500 personas; Caracol, la de menor aforo, con poco más de 150 usuarios; Gaviota Azul, con dos mil gentes; Marlin, en la que se juntaron entre mil y mil 500 personas y Ballenas, con un aforo similar, carecen de todo tipo de servicios, aunque en todas se rentan camastros y sombrillas a precios que oscilan entre los 250 y los 300 pesos.

Cantidad que algunos bañistas, especialmente los residentes en la localidad, no están dispuestos a pagar debido a que su economía no alcanza para tanto, sobre todo si se trata de familias enteras que acuden a la zona hotelera en transporte público y por la ubicación de sus domicilios deben abordar dos camiones para llegar a la playa y otros tantos para regresar.

Razón por la que se observó en los arenales grupos que llevaban consigo todo lo necesario para pasar un agradable sábado playero: hamacas, sillas de playa, enormes sombrillas, sillas y mesas plegables e incluso casas de campaña, donde los propietarios pueden cambiarse de ropa lejos de las miradas indiscretas, ante la falta de baños públicos donde hacerlo.

Y mientras algunas playas como Las Perlas, Langosta y Pez Volador son visitadas exclusivamente por residentes en Cancún y el único turismo que se aprecia es el doméstico, es decir, quienes se hospedan en casa de parientes y amigos, en otras se entremezclan los cancunenses con turistas nacionales “de hotel” y con extranjeros; el espacio de las playas públicas resulta insuficiente durante la Semana Santa para acomodar a tan gran número de bañistas, motivo por el cual quienes no se alojan en hoteles se extienden sobre los arenales “de” los centros de hospedaje, a falta de espacio en los balnearios.