Un ex gobernador y directores de periódicos daban protección a Martins

Nombres. Teléfonos. Direcciones. Un potencial escándalo: eso es lo que desde ayer tendría en sus manos la Procuraduría General de la República (PGR), que recibió varias agendas con las identidades y cientos de números telefónicos de presuntos clientes y socios mexicanos de una red de prostitución vinculada a Raúl Martins, empresario de origen argentino y ex agente de inteligencia de ese país.

Así lo señala su hija, Lorena Martins: dice que en la lista hay políticos y funcionarios mexicanos de distintos niveles relacionados de una u otra forma con el ex espía, dueño de una red de antros –ella les señala de prostíbulos-- en Tijuana, Playa del Carmen, Cancún y Buenos Aires, bares tipo table dance con nombres como Mix, Divas, The One, Maxim y Bolero.

“(Entregué) las agendas y será la PGR la que tendrá que investigar por qué esos nombres y números están en las agendas, por qué hay señores que podrían ser diputados que están en la agenda de él”, dijo en entrevista exclusiva con MILENIO.

--¿Algunos nombres de los involucrados?
Hay nombres. Bastantes. Eso se lo dejo a la PGR. Revelarlos sería estropear las investigaciones.

--Pero hay políticos.
Recuerdo por ejemplo que mi padre acudió a una cena para apoyar la campaña de un partido político en Cancún. Estaba a mil dólares la entrada y él compró cuatro o cinco entradas, más las aportaciones concretas que hizo a la campaña.

--Y dice que hay narcos.
Tiene una estrecha vinculación con los Zetas. Lo sé por su propia boca.

--Debo insistir en los nombres. ¿Qué políticos están en esas listas?
En su red… todas las redes de trata funcionan con protección. Hay varios funcionarios implicados. Gente de partidos políticos, gente de periódicos que taparon esto.

Martins, de 35 años de edad y epicentro de una trama que se extiende desde el sur del continente hasta la frontera con Estados Unidos, arribó ayer de incógnito a la Ciudad de México para presentar una denuncia ante la PGR en contra de su padre, a quien ubica como líder de una banda dedicada a la prostitución de argentinas y brasileñas, muchas de las cuales, sostiene, eran traídas al país en contra de su voluntad.

Se dice dispuesta a detonar el escándalo. “Hay un ex gobernador que está nombrado, gente del ayuntamiento (de Cancún), él (su padre) mantuvo vínculos de corrupción con agentes de migración”, afirma la argentina, hospedada en un hotel del Distrito Federal bajo fuerte custodia policíaca. La PGR le asignó una numerosa escolta ante el riesgo de que sufra un atentado.

--¿Teme por su vida?
Temo porque mi padre ya intentó matarme.

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Hasta hace un año, Martins trabajó con su padre. “Puedo decir que estuve infiltrada en la organización”, apunta. Asegura que sólo fungió en labores menores, decorando los restaurantes que servían de fachada legítima a su emporio criminal, administrando algunas cuentas, revisando los menús, “labores muy tontas, sin importancia”. Fue durante ese tiempo que se enteró de que estaba involucrado en actividades ilícitas, en especial trata de mujeres, y redes de prostitución. Después rompió con él. Y entonces, acusa, trató de asesinarla.

Eso ocurrió el 29 de octubre del año pasado en Buenos Aires. “Comencé a representar un riesgo para él y para su organización. Enviaron gente a mi casa”, dice. Está convencida de que sólo la presencia de algunos testigos evitó que el atentado se consumara.

--Sostiene que su padre colaboró con varias campañas en México.
Aportó para varias campañas electorales aquí y en Argentina.

--¿Qué partidos?
De momento, prefiero que se investigue.

--¿Qué documentación entregó a la PGR?
Agendas, videos, fotografías, teléfonos. Videos de los prostíbulos.

Martins amasó la información que entregó a la PGR durante el tiempo que trabajó para su padre en México, dos meses a principios de 2011. Fue un periodo en el que, dice, pudo entrar en contacto con varias víctimas de trata de personas, mujeres jóvenes de Argentina y Brasil a las que se engañaba con la idea de venir a Cancún a trabajar como meseras y modelos. Al final, se les obligaba a prostituirse.

--¿Por qué hacer esto en contra de tu padre?
Porque no podía quedarme callada.