Es Santos Campeón del Fútbol Mexicano

El Guerrero sacó la fuerza cuando más lo necesitaba, y con una Final llena de pundonor y drama logró su cuarto título de Liga, al vencer 2-1 a Rayados y ceñirse la corona del Clausura 2012.

Santos enterró todos los fantasmas que lo persiguieron en los últimos años, incluido un accidente de último minuto, para desatar la locura en el Territorio Santos Modelo, ferviente cada minuto de una batalla memorable y ejemplar.

Oribe Peralta y Daniel Ludueña firmaron los goles que marcaron la ruta al cielo, pero un descuento de Aldo de Nigris sobre el final elevó la tensión en el lugar, con unos Rayados que vendieron cara la derrota, encimando todo el tiempo el área local, pero carentes de variantes para buscar algo más.

La alegría inundó las gargantas de los 30 mil seguidores en el inmueble lagunero, cuando a los cinco del alargue Roberto García decretó concluida la espera por un título, que pone al equipo con un año de total protagonismo, con un título, un subcampeonato de Liga, uno de la Concachampions, y el liderato del Clausura.

Santos se convirtió en uno de los extraños casos de líderes generales que sellan su Liguilla con el título, catapultando la dimensión de su conquista de este domingo.

Y tenía que ser algo extraordinario para romper la racha invicta del técnico rayado Víctor Manuel Vucetich, quien perdió su primera Final luego de 12 ganadas.

La noche no fue apta para cardiacos, viendo a toda la artillería rayada vaciada al frente, y unos contragolpes santistas llenos de veneno, con dos equipos que supieron estar a la altura de las expectativas.

Desde el primer minuto Monterrey buscó robar la pelota y pisar el área ante cierta pasividad de la zaga lagunera, que se vio obligada a romper la pelota antes incluso de pisar terreno ajeno. Esto fue aprovechado bien por Suazo y sus compañeros para comprometer al cuadro lagunero.

Fue así que tuvieron que pasar cinco minutos para que los locales brincaran la media cancha y a través de un contragolpes sin mayores contratiempos para Jonathan Orozco. Y con esa fórmula, un irreconocible Walter Ayoví perdió una pelota en medio campo y Darwin Quintero entró con rabia al área rival, para ceder a Ludueña, quien tras un par de recortes cruzó a Orozco, para poner el 1-0 que hizo estremecer el estadio.

La tribuna festejó y comenzó a jugar su propio partido, los gritos de aliento sonaron fuerte, así como los cantos que festejaron la primera anotación de los de verde y blanco.

Esto no desesperó a los de Vucetich, continuaron con un juego horizontal aprovechando lo ancho de la cancha para hacer correr a sus enemigos. Mientras que los locales buscaron aprovechar por medio de contragolpes para repetir el daño. El juego en su mejor nivel cuando apenas corrieron los primeros 15 minutos.

Monterrey fue peligroso en jugadas a balón parado, en las que Santos suele sufrir más de lo normal, Zavala tuvo una muy clara pero su remate pasó cerca del poste izquierdo de Oswaldo Sánchez.

Fueron los regios los que dominaron las acciones, le quitaron completamente la pelota a Santos, que solamente observaron como su rival se fue al frente, aunque la poca profundidad fue el síntoma de la delantera rayada.

La dupla Ludueña – Quintero se volvió a encontrar pero en esta ocasión fue al revés; el naturalizado filtró para el colombiano quien tiró débilmente y a la humanidad del portero rayado.

Poco después vino otra guerrera y de nuevo fue Darwin Quintero el que comenzó provocando un desorden en la defensa que a fin de cuentas reventó como pudo.

Para el complemento Galindo se vio obligado a realizar un movimiento ya que Osmar Mares se lesionó, en su lugar ingresó César Ibáñez. Monterrey saltó a la cancha con los mismos 11 con que arrancó el encuentro.

De un solo jalón Vucetich envió a César Delgado y Neri Cardozo para darle más fluidez al ataque, los sacrificados fueron Jesús Zavala y Darvin Chávez. El “Maestro” respondió con el juvenil Cándido Ramírez, quien entró por el ecuatoriano Christian Suárez.

Santos fue empujado hacia su propio campo, los embates rayados crecieron en intensidad y peligro, Pérez, Delgado, Cardozo, Suazo y De Nigris superaron en varias ocasiones al cuadro bajo lagunero, pero una vez más la falta de contundencia marcó el transcurso del partido.

Conforme fue avanzando el tiempo el nerviosismo en los laguneros fue más que evidente. No encontraron como ponerle calma a la situación ante una escuadra regia que se adueñó por completo del juego.

Y cuando mejor jugaba rayados apareció el ídolo lagunero Oribe Peralta para darle rumbo casi definitivo al campeonato. Previamente Ludueña en plan de crack elaboró una fina pared para dejar de frente al “Cepillo” que trastabillando disparó por abajo para marcar el segundo de la noche y poner las cosas 3 por 1 en el global. Santos se enfiló derecho al título.

El estadio estalló cuando el árbitro García Orozco anuló acertadamente lo que hubiera sido el tercero para Santos y segundo de Peralta al señalar una falta de Quintero sobre Hiram Mier.

El técnico visitante quemó sus naves metiendo a Abraham Carreño por Luis Pérez para jugar con tres delanteros natos y tratar de rescatar algo para su causa.

El héroe lagunero Oribe Peralta tuvo que abandonar el partido previamente al sufrir una lesión en la pierna izquierda, entró Juan Pablo Rodríguez para apretar en el medio campo y adelantando a Cándido Ramírez.

Pero nuevamente Monterrey se fue con todo al frente, y dio señales de vida elevando el nerviosismo. A los 76’ minutos Aldo De Nigris le dio vida a su equipo con sobresaliente jugada individual, se coló entre los defensores laguneros para soltar zapatazo y darle el primero a Monterrey, el global se puso 3 a 2 y motivó al visitante.

No hubo más para Santos que apostar por la resistencia, ante unos visitantes que querían un gol para aspirar al alargue, y unos Guerreros que cazaron el error para matar definitivamente. Al 85’ Darwin Quintero dejó escapar el que pudio haber matado al odiado enemigo, disparó flojo a la salida de Orozco que con valentía salió para matar el peligro.

La insistencia visitante se basó más en coraje y corazón que en futbol, pisó constantemente el área enemiga pero Oswaldo estuvo siempre atento. A su vez, los locales cifraron sus esperanzas en contragolpes para tratar de enfriar el juego que ya estaba más caliente que el sol.

Desde la banca, los suplentes levantaron los brazos hacia las tribunas para encender más al público que desbordó su pasión por su equipo con gritos y llanto. Se les estaba otorgando, después de años de lucha el premio anhelado por todos en el futbol mexicano. El sueño de campeón estaba más cerca que nunca.

Pero el drama creció cuando Baloy sufrió un descalabro y dejó a su equipo en inferioridad numérica por unos minutos. Con la frente y la playera ensangrentada volvió al terreno.

Un último centro al 94’ fue malabareado por Oswaldo y De Nigris punteó en el área chica, pero el arquero se rehízo para apagar el peligro.

El árbitro García Orozco buscó el medio campo y pidió la pelota a los cinco del alargue, para dar por concluida una batalla memorable, sellada al grito de ‘Santos campeón’, en una noche que será recordada entre las páginas doradas del club.