No conviene a navieras que cruceros pernocten en Cozumel

Mientras ciertas condiciones que se dan actualmente no cambien, será casi imposible que se logre hacer a los cruceros quedarse por las noches, como desean comerciantes y prestadores de servicios locales.

La principal razón para que los cruceros ya no se queden hasta entrada la noche e incluso pernocten en la isla es que a las propias navieras no les convendría tanto como sí les conviene la situación actual.

Hasta antes del atentado terrorista del año 2001 contra las torres gemelas de Nueva York, era común que algunos cruceros se fueran de la isla a las doce, una, dos o tres de la mañana e incluso que varios de ellos pernoctaran a la semana, lo cual tenía un efecto inmediato y ostensible en la actividad económica nocturna de la isla.

Luego del atentado, alegando motivos de seguridad, las navieras asumieron una nueva estrategia y sólo se quedan en las horas que hay luz natural.

Luego de las consideraciones de seguridad, las navieras vieron en esta práctica la forma de compensar la drástica bajada de precios a la que las obligó el mismo atentado, pues para convencer al público de volver a viajar, tuvieron que castigar el precio de los boletos al punto que ya el negocio de los barcos está más bien en lo que los pasajeros gastan a bordo y en tierra en los negocios y “tours” afiliados con la misma naviera, que en la venta de los boletos, cuyo costo es ante todo un “gancho” para subir a la gente a los barcos y ahí hacerlos gastar.

En otras palabras, el dinero que se está dejando de percibir en la isla debido a la hora tan temprana en la que se van los barcos (en promedio de las cuatro de la tarde a las siete de la noche, habiendo llegado entre las seis y las diez de la mañana), ahora entra directamente a las arcas de las navieras porque la gente sí gasta, pero en los negocios de a bordo.

Igualmente, según se ha podido investigar dentro del medio portuario local; los capitanes de ciertas líneas de cruceros reciben un incentivo económico por ahorrar combustible y yéndose temprano de la isla pueden navegar a menor velocidad porque disponen de más tiempo para llegar al siguiente puerto, lo que redunda en una ganancia para ellos.

Es decir, ni las navieras ni los capitanes de los barcos tendrían una motivación para considerar quedarse por más horas en el puerto, pues el dinero que se está dejando de derramar a la economía local por ese concepto no es para ellos una pérdida sino al contrario, representa una ganancia.